La primera temporada de 'Spartacus: Blood and Sand' fue magnífica. Por todo. Su personaje principal, con sus ganas de salir adelante para volver a casa, con sus escenas violentas, sangrantes, a lo '300'. Incluso sus escenas de sexo, bien contadas y puestas donde tenían que ir, debido a que estamos en la Roma Imperial, donde probablemente el sexo era algo que no faltaba.
Pero sobre todo, fue una gran temporada, para mí, debido a John Hannah, el Dominus de la casa, el jefazo de las conspiraciones. Para mi, su Batiatus es el mejor personaje de toda la serie. Y por eso, con su ausencia, para mí, la serie se desinfla.
Cuando te das cuenta de que llevas varios capítulos de retraso y encima no te interesa tanto verlos, es por algo. Además, echo mucho de menos a Andy Whitfield, que en paz descanse. Este nuevo Spartacus (Liam McIntyre) no me convence. Es más blando que antes, tiene menos presencia masculina, y se le nota algo falto de forma, tanto física, como a la hora de interpretar escenas con mucho diálogo.
Tampoco creo que las historias estén siendo del todo acertadas. A Crixus, a.k.a, "El galo invicto", no le sienta bien su rollo sentimental de ir corriendo de un lado para otro buscando a Naevia (a la cual tampoco le ha sentado bien el cambio de intérprete). Ashur, está casi metido con calzador. Y la aparición de Gannicus, con sus escenas en la Arena y en las ruinas del templo romano (si lo habéis visto, sabéis de que hablo), son un poco forzadas.
Por ahora, me he quedado en el episodio número 6 ("Chosen Path"), y creo que veré el séptimo para decidirme. Hasta ahí voy a forzar. Con lo que esperé su regreso allá por Enero. ¡Qué pena!
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